ACERCA DE
Desarrollamos este sitio electrónico como un recurso para las personas que quieren frenar malos procesos de toma de decisiones en relación con la ciencia y la tecnología, desarrollando una mejor opción: la evaluación tecnológica.
La evaluación de tecnologías puede ser una alternativa estratégica y sistémica a los procesos mediante los cuales la sociedad ha tratado de gobernar tecnologías que pueden dañar el bien común.
Las decisiones en torno a las tecnologías ha tenido frecuentemente resultados caóticos y controvertidos. Algunos ejemplos de tecnologías que se permitieron inicialmente pero que después se prohibieron o restringieron, incluyen el asbesto, el insecticida DDT, el herbicida glifosato, los cultivos transgénicos y algunas armas nucleares. Sus prohibiciones y controles se establecieron después de que ya se habían producido pérdidas considerables de vidas humanas, daños a la salud o daños irreversibles al ecosistema.
El objetivo de la evaluación tecnológica es anticipar y prevenir daños antes de que se introduzcan nuevas tecnologías. Idealmente, la evaluación de la tecnología también influye en la dirección general de la investigación científica y las inversiones asociadas. En el campo de la agricultura y la alimentación, por ejemplo, la evaluación de la tecnología fomentaría el apoyo político a los enfoques agroecológicos liderados por los campesinos en lugar de los productos químicos sintéticos y la ingeniería genética.
Tecnologías que dañan:
La evaluación de la tecnología se ha realizado de diversas formas a lo largo de la historia. El concepto describe diversas prácticas utilizadas por personas de todo el mundo para evaluar tecnologías nuevas y emergentes mediante procesos deliberados y sistemáticos. Estos procesos también permiten identificar las personas y los poderes detrás de las nuevas tecnologías, determinar los intereses a los que sirven, observar las formas en que se aplican las tecnologías y predecir el impacto que podrían tener en el medio ambiente y en las comunidades. En un mundo con muchas tecnologías complejas, la evaluación de tecnologías es una parte vital de la gobernanza democrática.
Para ser eficaz, la evaluación de la tecnología debe ser participativa. Esto significa que el proceso debe involucrar a las personas que podrían verse afectadas o que tengan experiencia de vida; personas en toda su diversidad, incluidos los pueblos indígenas, comunidades campesinas y pesqueras, que a menudo forman parte de movimientos populares y sociales. Idealmente, la evaluación de la tecnología debe tener lugar antes del despliegue y desarrollo de cualquier nueva tecnología, para que la sociedad no quede “atrapada” de antemano en los malos resultados.