¿CÓMO SE EVALÚAN LAS TECNOLOGÍAS?
No existe una fórmula estándar que pueda aplicarse de manera simple a la evaluación de tecnologías. Así como es demasiado simplista pensar en una sola tecnología que resuelva un problema social o ambiental complejo, los procesos de evaluación deben abordar la multiplicidad que sustenta las comunidades, los ecosistemas y los problemas de justicia.
El Grupo ETC ha abordado este desafío ayudando a convocar una serie de plataformas de evaluación de tecnología, cada una de las cuales se sustenta en un conjunto de valores: protección de la autonomía, precaución y control de los pueblos para el bien común; y principios relacionados con el cuidado, la transparencia y el consentimiento..
Las plataformas están comprometidas con el fortalecimiento de iniciativas que se han construido de abajo hacia arriba, como las iniciadas por los movimientos populares y sociales, en lugar de iniciativas organizadas por las élites de arriba hacia abajo, como los procesos de evaluación tecnológica dirigidos por expertos empleados por ellos. De esta manera, las TAP tienen como objetivo permitir que las comunidades locales, particularmente aquellos grupos de la sociedad cuyo conocimiento ha sido marginado, tomen un mayor control sobre el proceso de desarrollo tecnológico.
Personas que pueden contribuir a la evaluación tecnológica:
Las plataformas de evaluación participativa ahora existen en un creciente número de regiones globales.
Estudios de caso
A continuación se presentan algunos procesos de evaluación tecnológica en los que se ha incluido a pueblos en todas sus diversidades: pueblos originarios, comunidades locales, agricultores y pescadores, así como movimientos populares y sociales.
Tres ejemplos de procesos de Evaluación participativa de la tecnología en el Sur Global
1) Estudio Terminator, Red TECLA (Latinoamérica)
Uno de los primeros estudios de caso que la red TECLA decidió documentar fue el caso de la tecnología Terminator: la invención de “semillas suicidas” que podían venderse pero no usarse para una nueva cosecha. Oficialmente denominada tecnología GURT (Tecnología de Uso de Restricción Genética), apareció a fines de la década de 1990, pero una denuncia temprana y la colaboración internacional amplia y continua, que involucró a movimientos populares campesinos, trabajadores rurales, organizaciones de mujeres y consumidores, organizaciones de pueblos indígenas y sociedad civil de la Norte y Sur global, se logró detenerla.
En el año 2000, Naciones Unidas declaró una moratoria a su experimentación y uso que, acompañada de una vigilancia social activa, fue reforzada en 2006 y no ha podido ser revertida ni violada por ningún país. Se convirtió así en un caso ejemplar de “evaluación social de la tecnología”. A pesar de contar con el respaldo de algunas de las corporaciones y gobiernos transnacionales más poderosos económicamente del mundo, las TRUG no pudieron avanzar debido a la acción social y el análisis decisivo sobre el daño que provocaría. También es un caso ejemplar de alerta temprana y acción basada en el principio de precaución.
2) El ECID (Mali)
Hacia fines de enero de 2006, 45 agricultores malienses se reunieron en Sikasso para participar en una pTA similar a Prajateerpu, un jurado de ciudadanos, para deliberar sobre el papel de los cultivos genéticamente modificados (GM) en el futuro de la agricultura del país.
Este jurado de agricultores se conocía como Espacio Ciudadano para la deliberación Democrática, ECID (por sus siglas en francés, Espace Citoyen d’Interpellation Démocratique). Se propuso brindar a los agricultores, que anteriormente habían sido marginados de los procesos de formulación de políticas, la oportunidad de compartir conocimientos, hacer una serie de recomendaciones e influir en la formulación de políticas futuras.
Fue un desafío a la hegemonía de los discursos pro-GM que se promueven entre los agricultores de la región. Los resultados del proceso del jurado del ECID amplificaron los puntos de vista alternativos, las voces de a quienes rara vez se les pidió su opinión y las perspectivas de las personas más profundamente afectadas por la biotecnología agrícola.
El ECID tuvo un impacto muy real en Mali, tanto en estimular un debate nacional, como en retrasar la introducción de cultivos transgénicos en el país.
3) Prajateerpu (India)
En respuesta a un intento, financiado por el Banco Mundial y el DFID de Gran Bretaña, por desplazar a los agricultores de sus tierras en el estado indio de Andhra Pradesh a través de una estrategia llamada Visión 2020, una coalición de organizaciones de base indias y practicantes de la investigación de acción participativa (PAR), de la India y el Reino Unido, llevaron a cabo un Prajateerpu o “Juicio del pueblo”.
Este fue un enfoque híbrido que fusionó elementos de la evaluación participativa de la tecnología, llamado jurado de ciudadanos , y otra metodología llamada taller de escenarios. El jurado estuvo compuesto por una mayoría de mujeres agricultoras, personas de comunidades Dalit e indígenas también en mayoría.
En ese momento, la industria de la biotecnología promovía el “Arroz Dorado”, el término de marketing utilizado para el arroz enriquecido con vitamina A mediante modificación genética, como una forma pionera de abordar la malnutrición. Cuando un experto habló en apoyo del arroz dorado, los agricultores señalaron que era justamente el predominio del arroz en la dieta, con exclusión de las verduras y las legumbres, la amenaza de desnutrición, no sólo la falta de vitamina A.
Prajateerpu se debatió en los parlamentos de la India y el Reino Unido, y tuvo un impacto duradero en la forma en que los formuladores de políticas veían los problemas relacionados con los pequeños agricultores y las nuevas tecnologías a nivel regional, nacional e internacional..
3 ejemplos de asambleas ciudadanas de evaluación tecnológica en Europa
Una asamblea de ciudadanos es una versión más amplia de un jurado de ciudadanos. Un jurado reúne a un grupo de personas comunes para aprender, deliberar y acordar recomendaciones sobre un tema. La selección aleatoria se utiliza a menudo para mejorar la tendencia común de los foros políticos de favorecer a quienes tienen un estatus socioeconómico más alto y una educación formal. Los defensores de las asambleas ciudadanas destacan su diversidad de miembros en comparación con otras instituciones políticas. Al igual que los jurados, las asambleas de ciudadanos a menudo se denominan “microcosmos” de la sociedad o “minipúblico”.
Debido a su gran tamaño y al gasto necesario para su instalación, la asamblea de ciudadanos suele ser encargada por una autoridad pública. Una junta asesora compuesta por una diversidad de intereses supervisa el proceso para garantizar que el enfoque del problema, la evidencia proporcionada a los participantes y el diseño general sea equilibrado y justo. Las asambleas de ciudadanos generalmente incluyen entre 50 y 100 participantes y se llevan a cabo durante varios días.
Tanto los jurados como las asambleas de ciudadanos pueden ser un medio eficaz para colocar las tecnologías en el contexto más amplio de las cuestiones éticas, sociales y económicas. En una asamblea de ciudadanos irlandeses, la interrupción de un embarazo (un procedimiento que requiere el uso de una variedad de tecnologías) se estableció en el contexto de preocupaciones sociales y éticas relevantes. En Francia y el Reino Unido, las asambleas de ciudadanos que consideraron la necesidad de reducir las contribuciones humanas al cambio climático incluyeron referencias a una variedad de tecnologías, incluidos automóviles, aviación, energía renovable, biocombustibles y captura y almacenamiento de carbono.
1. Irlanda
La Asamblea de Ciudadanos Irlandeses estuvo compuesta por 99 participantes, se llevó a cabo durante 12 fines de semana a lo largo de 18 meses y trató temas como el estado constitucional del aborto, el cambio climático y los desafíos del envejecimiento de la población.
En el caso del derecho de la mujer al aborto, las recomendaciones de la Asamblea dieron lugar a un referéndum nacional, que llevó a una mayoría de votos a favor de un cambio en la ley. No está claro hasta qué punto las deliberaciones de la Asamblea, a diferencia de las actividades de los movimientos feministas irlandeses durante muchos años, influyeron en el público que votó en el referéndum.
El Gobierno optó por seguir las recomendaciones de la Asamblea mediante la celebración del referéndum en cuanto al aborto, e hizo mucho menos sobre el cambio climático o los desafíos que plantea una población que envejece.
2. Francia
En octubre de 2019, el Consejo Económico, Social y Medioambiental estableció un proceso de asamblea de ciudadanos franceses, la Convención ciudadana sobre el clima, (Convention citoyenne pour le climat) a petición del primer ministro Édouard Philippe. Reunió a 150 ciudadanos elegidos por sorteo entre la población francesa. Su objetivo era “definir una serie de medidas que permitan lograr una reducción de al menos un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 (respecto a 1990) con el espíritu de justicia social”.
La convención fue anunciada por el presidente de la República, Emmanuel Macron, en abril de 2019 para abordar las protestas y el debate nacional impulsado por el movimiento de los chalecos amarillos, que reúne a ciudadanos, activistas y personalidades académicas.
En el informe de la convención publicado en julio de 2020, se hicieron 149 propuestas. Macron se comprometió a aplicar todas menos tres: una reformulación del preámbulo de la Constitución; la tributación del 4% sobre los dividendos de empresas con beneficios superiores a los 10 millones de euros anuales; y un límite de velocidad de 110 km/ h en las autopistas. Tanto Greenpeace como Sciences Citoyennes han criticado estas omisiones y el aparente sesgo ya mostrado por las discusiones de implementación del gobierno de Macron, en las que las corporaciones de aviación francesas han estado sobrerrepresentadas. Como ocurre con muchos procesos liderados por una sola organización poderosa, el peligro es que el gobierno francés haya cooptado (ver glosario) el proceso falsamente para dar legitimidad a políticas preexistentes.
3. Reino Unido
La Climate Assembly UK., fue un proceso de asamblea ciudadana que se desarrolló entre 2019 y 2020. Se diferenciaba de los procesos en Irlanda y Francia en que fue encargado por seis comités selectos de la Cámara de los Comunes, en lugar del gobierno y, por lo tanto, carecía de un compromiso para implementar sus conclusiones.
El objetivo de los parlamentarios era “comprender las preferencias del público sobre cómo el Reino Unido debería abordar el cambio climático debido al impacto que estas decisiones tendrán en la vida de las personas”. La asamblea reunió a 108 personas de todos los ámbitos de la vida, con una variedad de rangos de edad, educación, región, ingresos, etnia y posiciones frente al cambio climático, que reflejan la diversidad del público británico. El grupo pasó 60 horas aprendiendo de expertos sobre cómo la política climática y la ciencia afectarán al Reino Unido. Luego se les pidió que propusieran un camino a seguir.
Las ideas finales, que votaron los miembros de la asamblea, tomaron en cuenta incluso aspectos como el costo y la dificultad, por ejemplo para realizar cambios radicales en el estilo de vida de las personas. El gobierno ha dicho que estudiará el plan de los ciudadanos. Greenpeace Reino Unido sostiene que “aunque no están obligados a seguir las recomendaciones, ahora tienen la evidencia de que el pueblo está listo para emprender acciones enérgicas para abordar el cambio climático”.